En qué consisten los valores respaldados por activos
Supongamos que una empresa financiera toma un activo con poca liquidez (por ejemplo, un préstamo o una hipoteca) y lo transforma en algo que se puede vender fácilmente en forma de acciones o títulos. Es lo que se denomina titulización.
Un ejemplo típico son los títulos respaldados por hipotecas. Veamos esto con más detalle.
En este ejemplo, Inversiones Omega ha adquirido una serie de hipotecas de la cartera crediticia del Banco Beta. Estas hipotecas son una mezcla de productos de calidad muy diversa: hay desde grandes préstamos a deudores con patrimonios considerables hasta pequeños créditos a deudores menos fiables.
Inversiones Omega organiza todos estos préstamos en tramos de calidad crediticia similar y, a continuación, divide cada tramo en acciones que puede vender a los inversores, que reciben pagos (intereses) a intervalos periódicos a medida que los deudores pagan sus hipotecas.
Los tramos reciben calificaciones de las agencias de calificación. Los intereses por los tramos asegurados de mayor calidad serán inferiores a los que se pagan por los tramos menos seguros. Esto refleja el menor nivel de riesgo de que los deudores dejen de pagar sus hipotecas.
Hay dos tipos de títulos respaldados por hipotecas: los respaldados por hipotecas residenciales (RMBS, por sus siglas en inglés) y los respaldados por propiedades inmobiliarias comerciales (CMBS, por sus siglas en inglés). También se pueden titulizar otros tipos de préstamos de manera parecida; los más habituales son las obligaciones hipotecarias con garantías (CLO, por sus siglas en inglés).
La cantidad mínima que se puede invertir en este tipo de títulos es de unos 10 000 dólares, de modo que suele ser más frecuente que los pequeños inversores accedan a este mercado a través de un fondo.
¿Quién gana?
Con la mayoría de los títulos siempre existe cierto riesgo y los productos respaldados por activos no son una excepción. Solo hay que remontarse a aquellos títulos respaldados por hipotecas empaquetadas sin miramientos que prendieron la mecha de la última crisis financiera mundial (2006-2008).
En un mercado inmobiliario estable, los creadores de las hipotecas que emitieron los préstamos originales pueden sacar un beneficio de la venta de préstamos, contribuyendo así a rebajar el nivel de riesgo de sus propios balances de cuentas.
En ciertas circunstancias, los agentes que titulizan los préstamos también pueden beneficiarse de esta situación. Además, inyectan más capital al mercado de la vivienda al aportar un mayor grado de liquidez gracias a su disposición a seguir titulizando más préstamos.
Los inversores pueden beneficiarse de los pagos periódicos mientras retienen sus títulos respaldados por hipotecas, si bien son libres de comprar y vender estos títulos en cualquier momento. Sin embargo, no hay que olvidar que el precio de venta puede variar considerablemente dependiendo de las condiciones del mercado en cada momento.
También hay que tener en cuenta que los cambios repentinos en los tipos de interés, las declaraciones de las entidades bancarias más influyentes o los acontecimientos políticos pueden afectar a estos títulos respaldados por hipotecas en cualquier lugar. Además, al tratarse de productos tan especializados, los riesgos en cuanto a precios y volatilidad son aún mayores.
